Naturaleza y comportamiento en gatos
Naturaleza y comportamiento en gatos

Naturaleza y comportamiento en gatos

Los gatos son animales que viven en grupos y crean sus propias jerarquías en su colonia felina, donde se rigen por los más fuertes que son quienes marcan los límites. En un pasado, estos felinos vivían en el extrarradio de las ciudades, en el monte y zonas naturales, donde cazaban y vivían en libertad. Llegaron a las grandes ciudades en busca de alimento, ya que no conseguían encontrar todo lo que la naturaleza les ofrecía, junto con el hecho de que los humanos comenzaron a abandonar gatos en las ciudades, y esto dio lugar a las colonias felinas urbanas que actualmente conocemos. Los gatos podrán traer a casa parte de esta naturaleza, innata en ellos, dependiendo de su procedencia y experiencias vividas.

Tipos de gatos

  • Gato feral: gato descendiente de padres ferales, no nacidos en un hogar. Crece en su colonia felina y aprende de su madre, quien le enseñará a buscarse la vida, a no confiar en los humanos y sobrevivir entre los demás gatos. Será un gato «salvaje» ya que se acostumbrará a vivir en la calle, y en la mayoría de los casos no será apto para vivir en un hogar. En las ciudades será necesario ayudarle de forma organizada, ética y responsable, para proporcionarle alimento, agua fresca y cobijo, además de castrarle y pedir apoyo vecinal para evitar atropellos, envenenamientos y personas que se opongan a su existencia. En algunos casos, algunos gatos ferales crean un vínculo especial con las personas que les alimentan, pero esto no quiere decir en todos los casos que vaya a ser apto a vivir en su hogar: sienten confianza porque saben que esa persona les proporciona comida. En caso de ponerse enfermo, ser castrado, etc. siempre recomendamos que lo tenga la persona que le alimente, con quien estará más tranquilo.
  • Gato callejero: gato no necesariamente descendiente de padres ferales, proviene de un hogar de donde o se ha escapado, o ha sido abandonado. Estos gatos por pura supervivencia tratan de adaptarse a la calle para buscar cobijo, agua y alimento. Suelen tener un comportamiento inicialmente muy huidizo (pues no se sienten adaptados a este entorno) y una vez comienzan a confiar en la persona que les alimenta o se les coge, se muestran más cercanos y sociables. Los hay que fallecen en la calle, ya que las colonias felinas son núcleos muy cerrados donde no aceptan gatos externos, y no les permiten integrarse, alimentarse de sus puntos de comida o surgen peleas con consecuencias muy graves. También los hay que si consiguen adaptarse y pasan muchos años, después no se vuelven a adaptar a un hogar. Es por esto que NUNCA hay que abandonar, ni mucho menos pensar que soltar a un gato casero en una colonia felina va a ser lo mejor para ese pobre animal.
  • Gato casero: gato adaptado a vivir en un hogar. Su procedencia puede ser muy diversa: camadas rescatadas de colonias felinas, criaderos, camadas de particulares, incluso se han dado casos de gatos ferales que terminan teniendo comportamientos de gatos caseros. Estos gatos no tienen activado su instinto de supervivencia en los exteriores, y si no han tenido una madre salvaje que les haya enseñado a cazar, ocultarse ante perros, huir de coches y cualquier otro peligro, serán los futuros gatos callejeros que no sobrevivan en la calle. Son los gatos que necesitan adopción, al igual que los callejeros sociables con personas.

¿Qué puede estresar a un gato? Y cómo ayudarle a minimizar el estrés y adaptarse

Los gatos son felinos de costumbres muy cerradas, y es muy común que en las distintas etapas de su vida, sufran por estrés. Cualquier mínimo cambio les puede alterar internamente y pueden surgir problemas de salud y/o cambios de comportamiento, que debemos tener presente y saber identificar para poder reaccionar cuanto antes.

  • Cambio de vivienda: conocen su casa, los enseres que hay en ella, los horarios en los que los humanos están o se ausentan, y si hay otros animales, ya se han adaptado a ellos. Conocen los ruidos de las pisadas de los humanos y demás animales de la casa, de la puerta del vecino, del despertador, la ducha, los electrodomésticos… los olores de cada rincón, muebles, textiles, todos aquellos que entran cuando se abren las ventanas (¡protegidas!), de su arenero, juguetes, mantas, camas, rascador, la ropa de sus humanos… Al cambiar de vivienda, muchos de estos estímulos conocidos y dominados por ellos, desaparecen, y les descuadra empezar de cero. Si tienes que cambiar de vivienda, será imprescindible instalar feliway 2 semanas antes en la nueva casa, llevar cositas que huelan a los humanos y el gato reconozca como suyas (arena del arenero con pis, mantas, camas, rascador…), para que las reconozca cuando llegue y la adaptación sea más llevadera. En una nueva vivienda tendrá que reubicarse y localizar su arenero, punto de comida, agua, y zonas seguras donde resguardarse (intenta proporcionarle muchas sobre todo al principio, porque se sentirá asustado).
  • Ubicación de comederos / bebedero: ubícalos en zona tranquila para que no se sienta amenazado cuando vaya a comer o beber. Si no está tranquilo, podría incluso dejar de comer y le supondrá un problema de salud. El bebedero/fuente siempre tiene que estar lo más alejado posible de los comederos (incluso si puedes repartir varios por la vivienda o en otras estancias distintas a la comida, mejor) ya que a veces no beben agua si ésta está cerca de la comida, por instinto felino (si la comida les huele mal, creerán que el agua está contaminada, y no bebederán: esto es lo que les sucede en la naturaleza). Evita zonas muy concurridas de gente si el gato se estresa con su presencia, al igual que también zonas ruidosas (electrodomésticos de cocina, tv, ordenadores, aparatos de música…). Si tienes un estudio, balcón cerrado, habitación extra, etc. pueden ser las mejores opciones.
  • Ubicación del arenero: ir al arenero para ellos es algo muy íntimo. Necesitan que el arenero se pueda rodear 360º para una vez usado, poder tapar lo que hayan hecho con la arena. Si el arenero está ubicado en un espacio muy angosto y el animal no puede tapar bien con arena, podría estresarse. Recomendamos ubicarlo en zonas tranquilas, y más si se agobia con presencias de humanos (igual que para los comederos). Un buen sitio puede ser el baño, ya que normalmente se tiene la puerta abierta, para que el peque pueda ir cuando quiera (si no puedes asegurar tener siempre la puerta abierta, entonces busca otro espacio).
  • Cambio de arena: hay gatos que si han sido rescatados de la calle o vienen de otras familias de acogida, perrera, etc. ya pueden venir con unos gustos preestablecidos de uso de arenas. Los gatos que han vivido mucho tiempo en la calle suelen sentirse más cómodos usando arena común o aglomerante, ya que es muy parecida a la arena de la calle. Si tienes algún gatito que venga de otra familia, pregúntales qué arena usaba para ponerle la misma. A veces su cambio repentino puede hacer que el animal deje de sentir que esa es su zona para hacer sus necesidades, y las haga en otras zonas de la casa. Algo común cuando sufren mucho estrés también es que vayan frecuentemente al arenero: podemos estar ante una cistitis o problemas de cálculos renales, por lo que habrá que ir al veterinario cuanto antes para confirmar y seguir un tratamiento. Otras veces, gatos muy estresados pueden llegar a dejar de hacer sus necesidades (si no usa el arenero en más de 24h, habrá que llevarlo al veterinario para descartar posible problema de piedras en riñón o infección de orina por no usar el arenero, entre otros…)
  • Ruidos altos: los gatos tienen un sentido auditivo mucho más sensible que el humano. Es importante evitar sonidos muy altos. Es mejor hablarles de forma dulce para transmitirles calma, y en caso de que haya niños pequeños en casa: no pasa nada, salvo casos excepcionales, se adaptará a la llegada de un bebé y el crecimiento de un niño, aunque al principio le pueda costar un poco más.
  • Falta de escondites: su instinto siempre les pide esconderse que en caso de estrés, sentimiento de amenaza o inseguridad. Si no se le ofrecen suficientes zonas de cobijo, podría estresarse por estar continuamente con sentimiento de inseguridad. Tienen preferencia por las zonas altas y recónditas: altillos, armarios, cajones, partes traseras de muebles, escaleras, bajos de sofás, mesas… En caso de haber otros animales, habrá que hacer aún más hincapié en proporcionar a todos los suficientes espacios para que, en caso de que cada uno quiera aislarse, elija entre distintas zonas. Recomendamos ofrecerle durante toda su vida escondites, pero tampoco fomentar que el animal crezca viviendo escondido sin interactuar con el, ya que sino podríamos llegar al otro extremo en el que el gato solo se sienta seguro viviendo escondido, y eso sería un problema para él.
  • Otros animales: la llegada de un nuevo animal hay que gestionarla de forma coherente, teniendo en cuenta el comportamiento de cada animal, sus necesidades, el espacio en el que se hace, y previamente acordándolo entre todas las personas que convivan en el hogar. Aunque profundizamos sobre esto en otro link, decir que será importante instalar feliway, escondites de sobra, varios areneros (en caso de ser gatos), poner distintos puntos de comida y agua para que decidan dónde y cuándo comer. Pueden generarse nuevos comportamientos hasta ahora desconocidos para nosotros de nuestros animales: celos, territorialidad, miedo, estrés… habrá que dedicarles tiempo, ser empáticos y entender que necesitarán tiempo y mucho cariño.
  • Las personas: hay gatos que nada más llegar a una nueva casa (de acogida, adopción, etc.) ven la figura humana como una amenaza y huyen. En estos casos (muy dados de gatos ferales, abandonados, maltratados, etc.) habrá que ofrecerles todo lo necesario (agua, comida, arena limpia, espacios seguros, juguetes…) sin interactuar directamente con ellos, y ver cómo se va adaptando con el paso del tiempo. Es vital no atosigar y no querer avanzar con el animal antes de tiempo, anteponiendo el deseo humano de querer tocarle por encima de las necesidades del animal a ser respetado y tener espacio. Algunos consejos para avanzar lentamente en su adaptación son:
    • Pasar por delante de él sin mirarle, que aprenda que aunque estemos en la casa, no vamos a hacerle nada.
    • Mostrarle nuestras manos cuando le ponemos la comida, para que nos asocie a algo bueno. No hace falta que te quedes delante del cuenco esperando a que vaya a comer, es posible que entonces no coma… Simplemente vete y déjale que coma cuando quiera. Con el paso del tiempo es muy posible que termine pidiéndote comida o esperándote en su punto donde sabe que le darás eso tan rico.
    • Deja ropa tuya encima de la cama, el sofá o sillas para que te reconozca por el olor. Luego será más fácil que se acerque a tí. Si le ves dormido encima de tu ropa, es muy buena señal ¡comienza a confiar en tí!
    • Si le ves muy relajado, puedes ponerte a su altura (evita estar de pie cuando te acerques, para que no te vea como algo enorme por encima de él) y ofrécele tu mano para que la huela. Si te llevas un leve mordisco, un zarpazo, bufa, grita o sale corriendo, entonces no era el momento 😉 pero no debes regañarle, solo se ha sentido invadido y ha querido alejarse.
    • No hagas acercamientos en zonas que para él sean seguras: si está dentro de una cueva, caja, armario, etc. no metas la mano, pues podría sentirse acorralado y será un momento muy tenso. Espera a que esté en zonas abiertas para en caso de querer huir, que lo haga sin tanto agobio.
    • Nunca hay que forzar el cogerles (a no ser que el animal esté enfermo y sea necesario medicar o le veamos enfermo y sea imprescindible cogerle). Tampoco despertarles (son animales nocturnos, es normal que por el día ni se le vea). Forzar situaciones antes de tiempo le generarán mucha inseguridad hacia ti y seguramente de pasos atrás en su adaptación. Deja que siempre sea el animal quien marque el avance.
  • Nuevas personas: los gatos saben con quienes conviven, y a veces la llegada de nuevas personas (amigos, familiares, etc.) puede suponer un cambio para ellos, y tendremos que darles el apoyo que necesiten. Hay gatos que no se estresan y reciben a todo el mundo como si les conocieran de toda la vida, pero también los hay que se agobian cuando organizamos una reunión en casa con muchas personas, cuando traemos muchos niños a casa, o ante la llegada de alguna nueva persona. En este caso, tendremos que observar cómo reacciona el animal y pedir a esa nueva persona, que respete el espacio del animal y no se le acerque o interactúe con él hasta que el animal muestre acercamientos y signos de confianza. No atosigar y darles espacio hará que todo sea menos tenso y el animal no se sienta amenazado. Ante la llegada de un bebé o niño, los adultos deberán de poner algo de distancia entre ambos hasta ver la reacción del gato, y poco a poco hacer pequeños acercamientos, en base a cómo se sienta el animal, y explicando al niño (si se pudiera) sobre la importancia de darle espacio.

Comportamientos